sábado, 27 de abril de 2013

Vida y soledad del poeta


Vida y soledad del poeta

 

Ulises Masis (1925-1992), poeta y vicio cultivado en un país minúsculo, enterrado en el parque de la hormiga de América, calabozo de los diminutos y el más infame de los hijos de El Salvador. Su día a día la calle, su mundo el Parque San José. Su vida engendró sucesivas botellas de alcohol que cruzaron su esófago. Pero con su inspiración, don, talento y oficio cultivó joyas de la poesía salvadoreña, trabajó arduamente el verso medido, utilizo la estructura poética para capturar la imagen cotidiana de su micro-cosmos, conocida en especial por los temas cotidianos y el cultivo del soneto.

Hice este análisis cuando llego a mis manos un ejemplar inédito de Masis, titulado "Amo mi soledad", así como en su momento le tuve un amor profundo, nosotros hemos disfrutado de una caricia oculta junto a la soledad. En su poema homónimo declaró a la soledad, su compañera perfecta, explicando entonces su dilema paradójico, la manera de vivir una vida entre dos mundos: el mundo oscuro, del vicio, la calle como su protección, su burbuja anti-depresión como los poetas malditos, de manera subterránea en una capital conflictiva y el mundo literario, el cultivo de versátiles sonetos, su aporte a través de su habilidad, sus premios a nivel latinoamericano y el reconocimiento a su oficio.

 

Traigo esto a la luz, porque el poeta ha sido considerado un arma de doble filo, un ser intocable hecho de niebla. El poeta Masis no está lejos de nosotros, fue mundano y celestial, imitando su ejemplo muchos sin pensarlo forjamos día a día una doble vida, una especie de dos universos dentro de un mismo ser, hablamos de una visión diurna y antagónica de nosotros representada en comics o películas de acción, nuestro devenir parte de dos polos. Un cara vista, una cara oculta para Masis. ¿Será que el ser humano siempre tiende a descubrir algo que quiere mantener en secreto? ¿Será simple y llanamente fruto de la curiosidad o de querer llamar la atención? ¿Será que nos aburre la vida que adquirimos como rutina en lo cotidiano?

Dos o más caminos parten de estos cuestionamiento: el cambio completo de una vida a otra, cambiar la manera de llevar la rutina de tal forma que al acostumbrarse se termina adoptando la doble vida. Llama la atención porque en la historia de la humanidad han existido personajes asiduos a estas dualidades como el místico Rasputín de la antigua Monarquía Rusa a inicios del siglo XX, se caracterizó por el atributo de "adivino" lo cual lo llevó a ser persona de confianza parar el Zar Nicolás II pero en la vida pública eran una constante polémica sus escándalos sexuales y la inusual atracción que producía en muchas mujeres.

Indudablemente no solo es el hecho de llevar dos vidas al mismo tiempo, incluso podemos hablar de haber vivido dos vidas en una sola, se vive una luego ocurre un suceso extraordinario que la cambia por completo y la transforma. Esa metamorfosis nos lleva a decir que se pueden haber vivido dos vidas pero no al mismo tiempo, diversos escritores por el exilio tuvieron que agilizar la manera de llevar sus vidas o cambiarlas para siempre. En su momento diversos dictámenes cambiaron la vida o el pensamiento de muchas personas, como Constantino I, los eruditos de la Antigua Grecia, Gregorio I, Cristóbal Colón, Einstein, Darwin, etc. El acto de pensar se vuelve extenso e infinito, la vida también, sus excelsas formas y teorías la vuelven más interesante, diría Pio Baroja que no es mala ni buena sino necesaria.

Ulises Masis murió en 1992 después de haber escrito y leído, aprendiendo de manera autodidacta en sus idas y venidas a la Biblioteca Nacional. Lo visitaban personas al Parque para pedirle que les dijera poemas que estos publicarían con sus nombres, Masis los recitaba de memoria. Si le preguntáramos sobre la vida actualmente nos diría algo diferente a lo esperado, pero en su poemario la respuesta está clara:

 "Cada día vívelo tal si fuese
concedido ya último o primero.

Haz de hoy, solo hoy, tu verdadero
gozo… Con el atardecer, perece.

Del ayer nada queda. No te pese
renovarte, borrar todo sendero
caminado bien, mal, pasivo o fiero.

Bendice cada día que amanece.

No pongas metas, sueños, en futuro,
y lo que fuiste olvida. Ya no puedes
volver sobre tus pasos. Ni es seguro
Conquistes lo que ignoras. No te enredes.
Brote tu luz, permite, de lo oscuro:
Dios te dará su amor, si amor concedes."

 
Más poemas de Ulises Masis en el siguiente enlace:

Por Roger Rodríguez

martes, 12 de marzo de 2013

Arte y Realidad

El Turno del Ofendido

 
 


“Un texto sin contexto es pretexto”. Queda claro en la Historia de la Literatura Universal que los autores de los diversos géneros literarios han sido influenciados por el tiempo y el lugar en el que les ha tocado vivir y desarrollar su obra. La literatura siempre ha existido sin importar condiciones sociales, sexuales, religiosas o de procedencia, tanto que los Hermanos Grimm escribieron durante la invasión Napoleónica a su país así como nuestro Roque Dalton escribió aquí, allá y en todos lados, llámese Cuba o la extinta Checoslovaquia. Nos quedamos con el “ofendido” escritor salvadoreño, en 1962 le tocó la hora de hablar y exponernos su punto de vista. “Ahora es la hora de mi turno/ el turno del ofendido por años silencioso/ a pesar de los gritos/ Callad/ callad/ oíd”. Poemario con el que ganó una mención en el certamen de la Casa de las Américas, más que un reconocimiento oficial significa una labor importante para el poeta: la hora de decir lo que tiene que decir.

 


Nos encontramos ante estructuras poéticas que describen dos planos: individual y colectivo. Primero encontramos al poeta como ser humano que siente y actúa en un contexto de represión, exiliado del país luego de ser encarcelado, sus ideas se presentan duramente, sentimientos heridos, planteamientos directos con profundidad en el lenguaje poético, el amor y la muerte. A su vez no puede desligarse del mundo, de los personajes cotidianos, del vecino, del mecanógrafo, del músico, de los que han muerto, de las diferencias entre clases sociales. El poeta plasma a nuestro país de una manera cotidiana y muy autentica. No miente. No escatima, no pondera, no amaga, el dice y denuncia. Cuestiona a los sectores de la sociedad y es franco: “También se vive de matar, lo sabes/ hoy que anda por las nubes hasta el hambre”.  



 

Los regímenes militares de El Salvador iniciaron con Martínez en la década de 1930, en los sesentas se mantenía con el Partido Demócrata Cristiano, donde el terreno político, social y económico se iba preparando para el caldo de masacres que conformó la Guerra Civil. Roque Dalton era un poeta comprometido socialmente: “De las heridas/ me haré cargo yo”. Aunque esta vez desnuda y fragmenta varias piezas de su alma como nunca, encontramos a un poeta que no solo cuestiona las ideologías, los cargos públicos, los intelectuales, la Iglesia, la misericordia de un ser Supremo sino que también ahonda en los sentimientos de una nación, dentro de una noción histórica. 

 

Siempre han existido críticas sobre la influencia de la poesía de Dalton en los escritores posteriores a su muerte, considero que ayuda a conocer la historia de nuestro país, la verdadera, no la de los libros educativos fielmente suavizada. Está claro que su palabra mantiene el aplomo y perdura en el tiempo, aun es vigente para la situación política del siglo XXI. Los jóvenes nos avocamos a su poesía para encontrar el método de una denuncia efectiva. Como en los sesenta, los setenta y todas las décadas, incluyendo la nuestra, existe un disgusto con la plataforma política, social y económica de El Salvador, el aire pesimista, el aliento a falsedad, el trago de hipocresía e indiferencia. Actualmente los jóvenes nos identificamos con este tipo de figuras.

No es difícil enlazar dos tiempos distantes de nuestra historia mal contada, hemos transitado un circulo vicioso, un abismo profundo y repetitivo, las épocas se repiten, cambian los nombres. Siempre están los registros poéticos. En el turno de Roque el ofendido, vemos muestras claras de cómo la poesía y la historia hacen bien su trabajo, como se registran los pasajes más crueles y las imágenes más grotescas. “La historia cuenta lo que sucedió, la poesía lo que tenía que suceder”.

Hay que reconocer que existen muchos ofendidos. En algún momento veremos en el noticiero de la noche a un pelotón de lisiados de guerra en una calle a pleno Sol reclamando sus derechos, un evento en pro de los derechos de la Mujer, la diversidad sexual, las minorías étnicas, vemos muchos ofendidos en la Calle Darío y en la Alameda Juan Pablo II. Ofendidos en las oficinas. Ofendidos que alzan la voz bajo una bandera, ofendidos que buscan el sexo después de la luna, ofendidos los que no hablan y tienen algo que decir. El poeta nos dio empujón, un puntapié con olor a denuncia, el solo “…quería hablar de la vida en todos sus rincones/ melodiosos…” y dejarnos el tesoro de la palabra para no quedarnos callados. Ahora es nuestro turno.
 
 
 
 
 
 
Por Roger Rodríguez.